Angel Arnaiz:
En estos momentos, 18 h 30 m, se celebra un megaconcierto -así lo denomina el animador-presentador Marvin- en la comunidad Nueva Esperanza con miembros de la propia comunidad. Videos realizados de la inundación, testimonios, danza de niñas y folklórica y canciones del grupo musical Trova, de Nueva Esperanza. Este grupo ha creado una canción propia sobre esta llena, todavía sufriendo sus efectos, en el sentido de que la vida sigue, en la familia, la producción y el trabajo, educación, salud. "Aquí la tristeza no tiene entrada", comenta Marvin entre otras palabras de animación. Un rato de esparcimiento, con café incluido invitación para todos/as. Les dejo porque voy a seguir particiando de él. Se celebra en la cancha de basket, a una cuadra de mi casa, en el centro de la comunidad.
Moises Santos:
La actividad en la que celebramos la vida, en Nueva Esperanza, asistió casi toda la comunidad, con participación de el grupo de Rancheras de Nuestra Comunidad. En esta actividad se hizo una memoria Audio visual de algunos de los eventos más relevantes de la inundacion, tambien tuvo la participación el Compañero Oscar Guardado que nos relató Las cronicas de la inundación. Todo estuvo muy divertido lleno de muchas emociones.
Canción de aliento para nuestro Bajo Lempa
Autor: Victor Manuel Munguía
Intérprete: Victor Manuel Munguía
Grupo Trova del Bajo Lempa
Comunidad Nueva Esperanza, El Salvador
Lo que parecía un invierno normal cambió radicalmente en octubre con la
tormenta E-12, que si bien impactó directamente en Guatemala, permaneció
sobre nuestro territorio del 11 al 19 de este mes, ocasionando 32
fallecidos, más de 50 mil evacuados, puentes colapsados, deslizamientos
de tierra, ríos desbordados, inundaciones en el 85% (2,000 km2)
de la costa del océano pacífico y un millón de personas afectadas.(...)
La historia de desastres en el país es abundante. Antes del desastre
ocasionado por el huracán Ida en noviembre de 2009 (principalmente en el
valle del Jiboa, donde fallecieron 200 personas), el país fue impactado
por una sequía que dejó pérdidas estimadas en casi 30 millones de
dólares y activó la ayuda del Programa Mundial de Alimentos. Luego, en
enero de 2010, entró un frente frío que ocasionó daños menores. En marzo
y abril de ese año, se desató una epidemia de dengue clásico y
hemorrágico que dejó más de 1,700 casos. A ese historial se sumó la
tormenta E-12, cuyos daños económicos estarán arriba de los 500 millones
de dólares. Es de recalcar que los desastres de origen
hidrometeorológico y los debidos a la contaminación ambiental han sido
los más graves en la última década. Por ejemplo, la epidemia de dengue
de 2003 dejó un saldo de 315 fallecidos y más de 50,000 personas
afectadas.
Las implicaciones económicas de los desastres en el país han sido
analizadas con anterioridad por el PNUD. Así, ya en el año 2000 (y sin
contabilizar los daños ocasionados por los terremotos de 2001), se
estimaba que El Salvador tenía un promedio de $139 millones de pérdidas
anuales por grandes desastres, lo que hace suponer que a la fecha esta
cifra rondará los $200 millones. También para el año 2000 se estimaba
que el índice de déficit por desastre (IDD) es de aproximadamente 3; es
decir, de darse el mayor desastre en el país, este excedería en tres
veces la capacidad económica del Gobierno para hacerle frente. Y por
capacidad económica se entiende lo que el Gobierno podría conseguir en
financiamiento a la hora de un desastre, a través de pagos de seguros,
reservas de fondos disponibles para atender desastres, créditos externos
e internos, entre otros. Sin duda, por el estado actual de las finanzas
públicas del país, dados los limitados ingresos tributarios y el nivel
de endeudamiento, el IDD es mucho mayor que el calculado en 2000.
Pese a las dificultades económicas y un nivel de endeudamiento que
supera el 50% del PIB, el Gobierno logró en 2010 negociar un crédito de
contingencia de $50 millones con el Banco Mundial para atender los
desastres. Según informó el presidente Mauricio Funes recientemente, la
mitad ($25 millones) de este dinero ya está disponible para iniciar la
reconstrucción. A esto hay que agregar el limitado fondo de $4 millones
(conocido como FOPROMID) que para atender desastres se establece
anualmente en el Presupuesto del país. Dada la magnitud del desastre, se
quedan muy cortos los recursos nacionales disponibles para hacerle
frente. Por ello el Gobierno ha decretado estado de calamidad: le
permitirá solicitar ayuda internacional.
En términos generales, el Ejecutivo ha realizado un trabajo acertado y
ha cumplido con los compromisos internacionales adquiridos hace cinco
años en el Marco de Acción de Hyogo,
principalmente en lo que respecta a mejorar los sistemas de alerta
temprana y la preparación y respuesta ante emergencias. Sin embargo,
tiene problemas para abordar los factores subyacentes al riesgo: la
planificación adecuada del desarrollo urbano y rural, la reducción de la
vulnerabilidad de la población y la recuperación de ecosistemas en
deterioro. En la gestión de riesgos de desastre, el Gobierno no solo
actúa de manera lenta, sino sin visión de largo plazo. Muestra de ello
es el atraso en la promulgación de leyes importantes tales como la Ley
de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres, que entró en
funcionamiento hasta 2005, y la Ley de Ordenamiento y Desarrollo Territorial,que si bien fue aprobada en julio de 2011, entrará en vigencia hasta el 30 de julio de 2012.
Uno de los retos fundamentales del país es qué hacer en los próximos
años en el tema de gestión de riesgos de desastre. Para ello, el
Gobierno dispone de al menos tres vías de acción: cumplir con las
recomendaciones del Marco de Acción de Hyogo; cumplir las
recomendaciones del Informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo a desastre 2011, de Naciones Unidas (conocido como GAR); y darle vida a la recién aprobada (junio de 2010) Política Centroamericana de Gestión Integral de Riesgo de Desastres
. Esta establece en detalle los siguientes ejes de trabajo: para el
desarrollo económico sostenible, reducción del riesgo de desastres de la
inversión; desarrollo y compensación social para reducir la
vulnerabilidad; ambiente y cambio climático; gestión territorial,
gobernabilidad y gobernanza; y gestión de los desastres y recuperación.
De igual forma, el GAR establece tres elementos claves: asumir la
responsabilidad del riesgo; integrar la gestión del riesgo de desastre
en los instrumentos y mecanismos de desarrollo existentes; y construir
capacidades relativas a la gobernanza del riesgo. Sobre esto último, el
GAR le sugiere a los Gobiernos que eleven a rango de ministerios a las
instituciones a cargo de la gestión de riesgos de desastre, de tal forma
que se asegure la coherencia y sostenibilidad de las políticas públicas
en este tema a largo plazo. Al respecto, el Gobierno salvadoreño dio un
pequeño avance en esta dirección con la creación de la Secretaría de
Vulnerabilidad.
Como se puede apreciar, el qué hacer ya está bastante definido. Ahora
es momento de definir cómo proceder, y esto requiere de un sistema
político que —desde el compromiso con el bien común— llegue ágilmente a
acuerdos fiscales que permitan aumentar el gasto social, y así hacer más
resiliente a la población frente a los desastres.
... y algunas líneas concretas para salir de la vulnerabilidad
(...)Hay algunos temas que
los salvadoreños tenemos que asumir y discutir en torno a nuestra
realidad vulnerable, para poder llegar, cuanto antes, a verdaderos
acuerdos de nación.
Seguimos deforestando el país a un ritmo superior al que repoblamos
zonas vulnerables. Todavía se autoriza construir en zonas de ladera que
contribuyen a que las correntadas de agua se vuelvan más violentas en su
recorrido hacia el centro de zonas urbanas. La deforestación tiene que
terminar y cierto tipo de construcciones de lujo en laderas cercanas a
concentraciones humanas debe detenerse. Por otra parte, la pobreza
obliga a muchos compatriotas a utilizar la leña en sus hogares y
pequeños negocios. Es necesario apoyar desde el Estado alternativas de
otras fuentes de energía sin dañar la economía de los pobres y
contribuyendo a frenar el exceso de tala para leña.
Debemos proteger a las personas que viven en tierras productivas,
como las del Bajo Lempa, de un modo prioritario. No puede ser que cada
vez que llueve en exceso estos salvadoreños, que buscan producir para el
país y que sobreviven en medio de grandes dificultades económicas,
queden tan expuestos y olvidados. No puede ser que digamos que la mayor
riqueza de El Salvador es su gente y que casi todos los años veamos a
nuestros hermanos de zonas en riesgo sufriendo las mismas desgracias.
La infraestructura que se construya de ahora en adelante debe tener
en cuenta nuestra vulnerabilidad. No solo puentes, carreteras, bordos de
ríos, sino escuelas, lugares públicos que pueden paliar situaciones de
desastre, deben ser planificados con la mayor garantía posible de
resistencia al desastre, de cualquier tipo que este sea. Hay que
garantizar que nuestra población no quede aislada en ningún momento. Las
vías o modos de acceso a lugares en riesgo deben priorizarse tanto en
su planificación como en su construcción. Somos un país pequeño,
superpoblado, y la tarea no debería ser imposible.
Debe ofrecérsele vivienda digna a todos los salvadoreños.
Especialmente, los que viven al lado de las quebradas urbanas o de
cárcavas no previstas, siempre en riesgo, deben ser trasladados. Pero no
a lugares lejanos a sus fuentes de trabajo. Si viven en quebradas es
porque la pobreza les obliga a vivir cerca de donde pueden obtener
alguna posibilidad de desarrollo y oportunidades. El Estado debería
contemplar incluso expropiaciones de tierra urbana para este tipo de
proyectos, construyendo edificios multifamiliares y facilitando el
acceso a los mismos para quienes viven en lugares marginales.
Es cierto que todo esto cuesta dinero. Pero también es cierto que
tanto el Estado como los sectores pudientes de El Salvador gastan
demasiado dinero en actividades, e incluso lujos, que no son
prioritarios si se les compara con las urgencias que sufren nuestros
hermanos en pobreza. Las discusiones sobre impuestos son al fin de
cuentas discusiones sobre lo que deben aportar al desarrollo quienes
tienen más y han alcanzado un nivel de bienestar alto en parte gracias a
su iniciativa y capacidad personal, pero también en muy buena medida
gracias al trabajo, sudor y esfuerzo productivo de todos los
salvadoreños. En ese contexto, tanto la austeridad del Estado como la
mayor aportación de quienes tienen más se vuelven exigencias éticas
indeclinables. Comenzar a actuar es necesario si no queremos ver, año
tras año, cómo la creciente vulnerabilidad destroza toda posibilidad de
desarrollo en nuestro país. O hacemos un esfuerzo común por vencer la
pobreza, o la violencia, el desasosiego, la frustración y la falta de
cohesión social seguirán siendo plagas que se unirán, destructivamente, a
nuestra propia vulnerabilidad.
Carlos Ayala Ramírez, director de Radio YSUCA
25/10/2011
En el contexto de la reciente emergencia nacional por las intensas y constantes lluvias que cayeron sobre El Salvador, el obispo auxiliar, monseñor Gregorio Rosa Chávez, hizo una exhortación a ver al país desde tres perspectivas o miradas: la mirada a la realidad de inhumana pobreza; la mirada a la respuesta que como país se ha dado a la emergencia; y la mirada a la triple vulnerabilidad que caracteriza a la sociedad salvadoreña: económica, social y ecológica. Estas miradas se pueden hacer a partir de documentos que presentan sendos diagnósticos técnicos (uno reciente, por ejemplo, es el Estado de la Región 2010); también podemos recurrir a los analistas e investigadores que tienen por vocación propia el conocimiento de la realidad económica, social, política, ecológica, etc. Menos recomendable son las miradas que sobre estos temas tienen los políticos, en las cuales prevalece el interés particular sobre el general, lo ideológico sobre los datos de la realidad, el “rollo” político sobre el análisis serio.
Pero hay una mirada que no suele estar en la opinión publicada en los medios (recordemos, de paso, que opinión publicada no es necesariamente lo mismo que opinión pública, por mucho que se pretenda identificarlas: la opinión pública, en principio, forma parte de la sociedad civil y no de la sociedad política, mientras que la opinión publicada suele ser la de los grupos de interés con mayor poder económico, social, mediático, etc.). ¿De qué mirada hablamos? Nos referimos a la que hace el ciudadano común; para el caso que nos ocupa, el ciudadano que ha salido más afectado por esta calamidad nacional, el mismo que está afectado por la calamidad estructural de la exclusión social. ¿Qué expresan estas miradas? Veamos algunas recogidas entre la población del Bajo Lempa.
María Jesús Marinero, 72 años: “Mire, mis hijos todos murieron en la guerra, solo tengo nietos, somos seis por todos. Yo vine a vivir a esta zona después de la guerra. Aquí encontramos vivienda y trabajamos la tierra. Esta vez tuvimos que salir de las casas porque el agua se metió por todos lados; acá en el albergue al menos estamos en lo seco. Andar solo en el agua se pelan los pies, salen hongos, y luego nos cuesta caminar. Mi principal pedido es que nos ayuden a arreglar las casas. En mi caso, una parte ya no sirve porque las láminas se reventaron. El arreglo de la casa tiene que ser primero”.
Leopoldo Romero, 23 años: “Yo nací en Tierra Blanca, pero mis padres se trasladaron a este lugar. A los 14 años me fui para el Norte. Estuve casi siete años viviendo allá, en Miami, pero me deportaron hace dos años más o menos. Durante las descargas de agua, yo me quedé cuidando los animales, aguantando el agua por cuatro noches. Mire como tengo los pies, con hongos y mazamorra, inflamados. Le hicimos frente a las llenas que eran cada vez más fuertes. Logré que los animales no se ahogaran, pero la milpa sí se perdió. Antes de las lluvias estábamos contentos porque pensamos que la cosecha estaba lograda, pero hoy que las vemos son un desastre, se pudrieron”.
María Antonia Hernández, 60 años: “Yo vivo en la comunidad del Presidio Liberado. Los potreros y las plantaciones se llenaron de agua y todo se arruinó. Perdí dos manzanas de maíz que las iba a utilizar para alimentar al ganado, también unas gallinas, hay varios animales muertos en los potreros. Fíjese que yo el primer día estuve en un albergue, pero me salí porque unos bolos estaban amenazando a uno de mis hijos. En esos lugares hay muchos problemas, prefiero quedarme en mi casa, aunque ande con el agua hasta la cintura. En estos días he tenido que dormir con las botas puestas, al estilo militar. El problema más grave de aquí sigue siendo la borda: está rota en varios tramos. Eso lo hemos venido diciendo desde hace años y no se hace nada”.
Rosa Ivania Cortez, 22 años: “Aquí lo que más afecta cada invierno no es tanto la lluvia, sino las descargas que se hacen en la presa del río Lempa. Si hubieran bordas adecuadas, viviríamos una vida tranquila; mientras eso no ocurra, seguimos con el peligro entre nosotros. Cada año se pierde la mazorca, se mueren animales, se arruinan nuestras casas, pero logramos salvar nuestras vidas. En eso sí hemos aprendido que es mejor prevenir que lamentar, aunque algunas personas todavía se arriesgan por cuidar sus cositas. Ahora tendremos que esperar por lo menos tres meses para que la tierra se seque y poder comenzar la siembra de verano. De momento, tendremos que comprar el maíz que necesitamos”.
Joel de Jesús Merino, 24 años: “Pasamos una desgracia: se rompió la borda y por eso se inundó todo. Unos salieron a los albergues y otros nos quedamos en las casas; es difícil dejar las cosas que nos han costado tanto: una cama, unas gallinas, la ropa… Yo perdí una manzana de milpa que sembré para la comida de la familia. Ahora tengo que hacer un esfuerzo para cultivar en verano, en el mes de febrero. Los víveres que nos han traído de diferentes partes nos ayudan más de lo que se imagina, nos sacan del apuro. Gracias a la ayuda solidaria salimos con la necesidad del día; ha sido una gran bendición. Las semanas que siguen ya es otra cosa, que puede resultar más crítica”.
Presentación Carrillo, 58 años: “Uno de los problemas que tuvimos es con la instalación de los albergues; no están debidamente acondicionados. Una de las promesas del anterior presidente de CEL fue la construcción de albergues permanentes, que reunieran todas las condiciones de seguridad, higiene, salud, alimentación y otras necesidades. Hemos intentado hablar con el nuevo presidente para tratar de nuevo el tema, pero no ha sido posible. Una vez que pase la emergencia, hay que exigir el cumplimiento de esa promesa”.
¿Qué ponen de manifiesto estas miradas? Revelan, en principio, una historia de sufrimiento, exclusión social y penurias; pero también una práctica de resistencia organizativa que los hace pueblo en el sentido estricto del término. Y desde una perspectiva teórica, revelan que la pobreza en la que vive un buen número de familias salvadoreñas no es un infortunio ni un destino, sino una condición histórica que puede y debe ser transformada. Reflejan también un modo que se está haciendo habitual entre la ciudadanía para responder al desastre: con actitudes organizativas, solidarias y compasivas. Muestran, además, la necesidad no solo de mitigar el impacto de los desastres ecológicos, sino de buscar estrategias de Estado para enfrentar con más profundidad las vulnerabilidades estructurales. Una vez más constatamos la importancia de una de las intuiciones fundamentales de Ignacio Ellacuría: “Son las mayorías y su realidad objetiva el lugar adecuado para apreciar la verdad o falsedad del sistema social vigente”.
Una, otra, otra más… fotografía tras fotografía aparecen desvaídas, con los colores extendidos, entremezclados, y con esfuerzo se llegan a distinguir algunas de las figuras iniciales… ¡ah! Esta fue cuando estaba dando clases de 6º grado en Nueva Esperanza al poco de llegar… y esta aquel viaje que hicimos cuando llegaron Concha y los amigos de Madrid… ¿y esa? Creo que la hizo Lothar… y este álbum no se ve nada, está todo perdido.
Así, una tras otra, mirando a ver qué se puede salvar de tanta destrucción. El agua lodosa, durante tres, cuatro días seguidos, penetró todos los rincones de la casa, dejó paredes enmohecidas, ropas insalvables, artefactos inservibles, sillas descompuestas, muebles dilatados, cumbos y otros artículos de plástico a buena distancia de la casa, entre los cercos y las ramas caídas. Alimentos, sacos de maíz, de abono para el cultivo, chanchitos y gallinas… todo se fue con la corriente poderosa de las aguas del río Lempa y de los otros dos riítos que corren cerca de nuestra comunidad Nueva Esperanza, El Espino y el Borgollón, con los drenos asolvados que les unen.
Pero el estropicio más sentido fue con documentos, papeles marcados de todo tipo: para empezar, con fotografías antiguas irrepetibles, porque eran de aquellas de rollo y, además, realizadas y regaladas por alguien que ni te acuerdas quien, en un momento irrepetible de tu vida y de la vida de la comunidad y de otras gentes cercanas a ti, y que quedaron marcadas por los acontecimientos de entonces, cuando las champitas de plástico eran nuestras viviendas, cuando los adolescentes de entonces hicieron los primeros cultivos, cuando una casita de madera era la primera enfermería, aquel viaje inolvidable a la playa…
Pero también se aguaron y se tendrán que reponer, si se puede, en un servicio burocrático interminable, documentos de títulos universitarios, como licenciaturas, o diplomados en esto y en lo otro, que ya no se repondrán más, escritos oficiales y no tan oficiales que mantenían los orígenes de la comunidad, de la historia de la escuela y el instituto, de los primeros inexpertos proyectos de ayuda solidaria, y documentos actuales a los que se les fue el sello de tinta azul o negra. Cartas, cartas a mano o impresas de las primeras computadoras, felicitaciones, invitaciones, recordatorios de hermanas y hermanos que ya partieron de entre nosotros.
Y los libros. “Lo primero que encontré al regresar fue la Biblia en la puerta de mi casa”. “Lo que más he sentido fue perder la Biblia que me habían regalado”. Estas son expresiones de dos maestras, Deysi y Esperanza. No les quiero contar libros que me han acompañado toda la vida desde que salieron o desde que pude conocerlos y adquirirlos para mí o llegaron como regalos queridos, de Boff, de Pagola, de Casaldáliga, de Romero… o de amigos míos como Quintín y Miguel Angel.
Ya en el Mitch (inundaciones del huracán Mitch, 1998) perdí una parte importante de mi pasado gráfico y escrito, y así se lo hice saber a los de la CEL, la empresa que se desmadra abriendo las aguas de la presa del río Lempa. Ahora, si cabe se perdió la parte que me quedó de entonces. Mi vocación de historiador aficionado me exigía guardar documentos de esto y de lo otro para, en algún momento propicio, recogerlos de nuevo, analizarlos y exponerlos de manera asequible y sistematizada. La experiencia que me queda es que a estos benditos pueblos de Centroamérica norte les es difícil mantener un pasado colectivo asumido por la mayoría como identidad histórica y fuerza reconocible de futuro.
• Me siento orgulloso de los becarios y becarias ya graduados en la universidad que estos se han fajado, han trabajado sin descanso, hasta el límite de sus posibilidades, para que sus hermanas y hermanos del Bajo lempa sufrieran lo menos posible en la catástrofe de la inundación E-12.
• Me siento orgulloso de formar parte de un pueblo sufrido y comprometido con su gente, sus hijos e hijas, sus familias y todos sus habitantes como este del Bajo Lempa.
• Me siento orgulloso de que existan líderes comunitarios de la zona que se penquean, sufren y organizan como ningún otro por el bien de su pueblo.
• Me siento orgulloso de tantos rescatistas voluntarios y de algunas instituciones que han dado ejemplo de servicio sin límites y sin pedir nada a cambio. Más, los contrasto con esos avaros que, por trabajar en alguna institución financiera, se reportan beneficios económicos sustanciales para toda su vida, por no hacer nada extra salvo lo que tenían que hacer, si acaso, y bien retribuidos.
• Me siento orgulloso de las personas mayores, ancianas, que, con una sonrisa triste en su rostro, acompañan a su gente hasta el final sin quejas, con paciencia, con heroísmo sencillo.
• Me siento orgulloso en esta hora de las iglesias que han estado al lado de los sufridos y los pobres, como nuestra iglesia en El Salvador.
• Me siento orgulloso de los funcionarios y funcionarias que han servido a su pueblo estos días de inundaciones más allá de sus obligaciones formales de trabajadores del Estado y lo han acompañado en toda ocasión.
• En fin, me siento orgulloso de formar parte de un pueblo pobre en bienes materiales y rico en sentimientos, humilde y digno a la vez, capaz de los mayores sacrificios por ellos y por su gente sin pedir nada a cambio.
• También me siento feliz de la multiplicación de la solidaridad en la sociedad salvadoreña en medio de tantas penurias e incertidumbres de la vida diaria y de tanta destrucción de la naturaleza por todos lados.
Súper inundación o súper llena en la comunidad Nueva Esperanza, 15 al 18 de octubre de 2011, filmada, producida y trasmitida vía internet por Moi, miembro fundador y actual de la comunidad y amigo.
Todavía subió más el agua de lo que refleja el video, pues cubrió por completo todos los carros y hasta tejados de casas. La gente que permaneció tuvo que irse al campanario de la iglesia para sobrevivir la noche del lunes al martes. En ese momento eran 57 personas las que quedaban que no pudieron ser rescatadas por las lanchas que llegaron, la de Adesco, o de los guardabosques de Nancuchiname, que se ve haciendo viajes, varios al día el lunes y el martes, y otra de la Cruz Roja que hizo tres viajes el lunes en la tarde, y sacaron hasta El Zamorán a decenas de personas que se habían quedado, pensando que no iba a ser tran grande la llena. 25 hombres no salieronde la comunidad ni el martes, permaneciendo allí vigilantes de todo.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
4:15 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea) ¿Por dónde comenzar? Ayer noche de sábado traté de escribirles algo –fotos propias no tengo por mojarse la cámara- y se me cerraban los ojitos. Imposible transcribir una sola línea. Ahora son las 4 h 15 m del domingo. Los postes y cables de teléfonos de la zona, que sólo llegan a las cuatro primeras comunidades, están caídos y por tanto no tenemos internet. Acudesbal, por ejemplo, ha resuelto este gran problema de la comunicación haciendo sus oficinas provisionales en un ciber pequeño existente en San Marcos Lempa que ha alquilado.
Yo viajo todas las noches y regreso al amanecer todos los días. Así que aquí estoy, fiel a este espíritu comunicador que nuestro buen Dios ha puesto en mí. Ayer guié y acompañé la entrega de alimentos, artículos de aseo, personal y de viviendas, y ropa que la YSUCA, una emisora de la universidad que dirigen los jesuitas en El Salvador, y de gran audiencia y prestigio, en las comunidades de El Marío y el Presidio Liberado. Y fui entrevistado por periodistas de distintos programas de la emisora. El viernes también había intervenido en otros de la misma emisora –el artículo o nota del martes pasado sobre las inundaciones y el rostro humano de Dios ha sido bien acogido - y de Radio Nacional de el Salvador, que son las dos por las que he trasmitido algunas urgencias y necesidades inmediatas, situación de los albergues, o informaciones importantes durante todos estos días de llena o inundaciones.
Por eso, antes de regresar a la zona este domingo -en un ratito lo voy a hacer ya- he querido ponerme de nuevo en comunicación con todos mis amigos y amigas de facebook. Hay otros a quienes no puedo enviarles correos electrónicos por falta de tiempo, aunque estas notas son reproducidas en varios lugares y ampliadas su extensión, como en Cataluña, Madrid y Alemania, que sepa yo, lo que agradezco mucho.
5:15 h. Ya se visualiza la gravedad de la inundación, de esta súper llena, en la que todavía estamos metidos hoy, después de diez días de su inicio, en las distintas comunidades.
Babilonia y Los Lotes, como siempre, han sido arrasadas por las aguas. Su ubicación en la parte más baja y juntito a la ribera oriental del río las hace hipersensibles a las descargas de la presa última del Lempa, la más cercana a nosotros, la “15 de setiembre”.
La fuerza de las aguas del río Lempa ha sido tal en esta ocasión, que las aguas desbordadas por estas comunidades se movieron hacia el estero cercano de la bahía de Jiquilisco y le hicieron crecer, algo nunca visto en estos en la bahía en tierra, se inundaron las comunidades de La Canoíta, Las Mesas y Los Cálix, hasta el punto que tuvieron que crear sus propios albergues, algo nunca visto has ahora. Por cierto, que estos albergues como otros de la zona, El Angel o Los Cálix, por ejemplo, salieron pronto de los apoyados por Protección civil, fuera de la zona, y carecen todavía de atención médica y de alimentos, por lo que ha sido Acudesbal y organizaciones de fuera del lugar y gentes particulares quienes sostienen estos albergues todavía hoy, sin interrupción.
También el agua llenó El Zamorán y el Cedro, algo bien difícil porque son un poco más altas. En esta ocasión el agua llegó hasta La Limonera, varios kilómetros delante de El Cedro. Impensable hasta hoy.
Las comunidades del centro de la zona, más bajitas y que siempre se llenan sólo con el agua de lluvia, todavía ayer sábado estaban con agua en buena parte de ellas. Al albergue de El Angel se entraba con dificultad y eso vehículos de doble tracción, para dejar alimentos o ropa o informarse de algo. En este albergue hay gente de Las Arañas, otra de las comunidades o poblados más golpeados por las aguas de esta llena.
Ciudad Romero tiene el serio inconveniente de estar asentada alrededor de un dreno o canal artificial para las aguas, que le atraviesa en diagonal de noroeste a sureste, buscando el cauce hacia la bahía, que hacia donde se dirigen las aguas de estas comunidades. Ese dreno se sobrellenó de las aguas del Lempa, junto con las aguas que llegaban en directo vía El Zamorán y Nuevo Amanecer, situadas al poniente de ella. Por eso la inundación fue diferenciada en sus calles y casas, según estuvieran más próximas o más lejanas al dreno, aunque toda la comunidad se vio afectada. Todavía este sábado un poste eléctrico caído sobre la calle junto a la iglesia impedía el paso por ese lugar, víctima de la fuerza que llevaba la corriente del dreno allí, convertido en un chiflón poderoso.
De un modo como milagroso, me parece a mí, que comunidades como La Canoa y Amando López hayan permanecido casi secas, con apenas agua en algunos puntos más bajos y eso por las lluvias, no por el río Lempa. Nos alegramos mucho por ello, porque siempre han sido comunidades muy golpeadas en acontecimientos así. Claro, que sus tierras de cultivo no se libraron tanto y las pérdidas productivas existen también aquí.
Nueva Esperanza ha sido arrasada de manera especial por confluir el agua del Lempa y de otros dos ríos pequeños por ella. Hacemos nota aparte por este motivo.
5:30. Nueva Esperanza tiene dos ríos pequeños en ella que la benefician, salvo cuando se desbordan como en esta ocasión. Crecieron al compás de al crecida del río Lempa desbordado. Y con ellos los drenos que dan salida a las aguas en tiempo de lluvias. O sea, se junto todo. Uno de los ríos, el que corre por el interior de las tierras de cultivo y pasto, al oriente de la comunidad, al llenarse y salirse de cauce no sólo cubre los terrenos por donde pasa, sino que echa parte de sus agua la dreno que atraviesa la parte norte de la comunidad, junto al instituto y locales de ganadería. Como esta parte es un poco más elevada, a unos nueve metros sobre el nivel del mar, deja caer sus aguas sobre calles y viviendas con sus patios o lotes y cubren todas las casas y edificios. En este caso llegando hasta los dos metros en muchos lugares del centro y parte baja, al sur del poblado, donde se encuentra la escuela. Aquí une sus aguas con otro dreno, también desbordado, por lo que toda la comunidad queda llena o super llena, como en esta ocasión memorable, que duplicó al huracán Mitch (1998), nuestro punto de referencia hasta hoy en destrucción por inundaciones.
Así que ahora, sobre todo el domingo, lunes y martes pasados, días 16, 17 y 18 de octubre, se han encontrado las aguas de tres ríos, dos pequeños, pero desbordados, y uno muy grande, súper desbordado y con drenos que sirven de comunicación a esas aguas y que al desbordarse también ellos forman como un cuadrado cercando la comunidad. Ya saben los momentos dramáticos que vivimos el lunes en la noche con 57 hombres aislados, con frío, sin comer ni beber casi, sólo agua de lluvia, y sin lugar donde meterse, hasta que llenaron el campanario de la iglesia, único lugar que permaneció sin cubrir por las aguas. Allí estuvieron de pie, parados, como se dice por aquí, sin dormir y con malas perspectivas de rescate. Dramático en sentido estricto, para ellos y sus familias y gentes cercanas a ellos. Y ahora la recuperación de lo que sea posible, si queda algo posible.
Esta noche les escribo más, sobre el retorno a casa de las albergadas y albergados, y la gran limpieza de lodo que hay que hacer. Ayer sábado llegaron voluntarios jóvenes del departamento de Morazán y estudiantes de la Universidad Nacional y cuadrillas del ejército incluso a ayudar a limpiar. El mecánico, con su ayudante ya está reparando carros dañados por las aguas lodosas en Nueva Esperanza... La vida sigue. Vamos adelante, a empezar otra vez. La tercera en veinte años. ahora con experiencia acumulada, además de una gran solidaridad nacional e internacional, que me admira, de verdad, a pesar de venir conociendo estas situaciones desde hace más de treinta años.
21 h. Esta puede ser como la nota o crónica breve final de esta historia de la llena o inundaciones D-12 2011 en el Bajo Lempa usuluteco. Son las 21 h del domingo 23 de octubre. Hace diez días comenzamos. Mañana comienza la etapa posinundaciones.
Hoy se vieron caras alegres encima de grandes, altos, camiones, camiones oficiales de la alcaldía y otras instituciones estatales, de baranda baja y, por tanto, con algún peligro en el transporte de personas, más si son niñas y niños en buena proporción, junto a sus mamás y otros familiares, llenos de cambalaches, como cobijas, colchonetas, bolsas con ropa y otros chunches recibidos en los albergues respectivos.
En Nueva Esperanza, por las calles, montones de objetos mojados hechos basura, esperando ser recogidos. También muebles de cocina, de habitaciones, sillas, mesas, algún closed o armario, chineros, colchones y camas, bueno, junto a las puertas de entrada a los lotes o en los lotes mismos, parecían las calles de un barrio de bazares en exposición y venta, todos secándose después de una detallada, precisa, y fuerte lavada. Roberto limpia y limpia la bicicleta pequeña de sus hijos.
Angel Frías comenta: “He lavado mi plato tres veces y una cuarta con lejía”. Filadelfo comparte con Romel: “Son mejores los muebles de plástico. Estos que parecen de madera se descomponen todo y ya no sirven”. Esperanza llora: “Tanto que me ha costado sacar este comedor, pagarlo letra por letra y ahora mire”. Las sillas, nuevas, con el asiento de tela mojado y desvaído y las patas algo estropeadas, la mesa con el barniz perdido.
Una alegría grande ha sido comprobar que las refrigeradoras funcionan; el ruidito ese característico cuando arranca el motor y se mantiene, ha resultado la mejor música escuchada desde hace días. Y el microondas de mi casa encendió bien. También otros artefactos de esos, de esto y de lo otro. En mi caso un aparato de sonido con altavoz, transportable, muy útil, ha aguantado las torrentadas de agua lodosa que le han caído. En fin, recuperando lo que ya dábamos por perdido, que es como que toque la lotería.
En algunas casas ya comenzaron o están avanzados, en otras algo más atrasados, pero el lavado y tendido de ropa para que les de el sol durante horas es otro trabajo importante que queda por hacer en su mayoría.
Tengo presente a la comunidad Nueva Esperanza mientras escribo, pues en otras comunidades, por lo que he visto, están en otras situaciones. Serán las familias afectadas mucho de esas comunidades quienes comparten una visión semejante a la descrita.
Es el retorno definitivo a casa desde los albergues y las profundas y minuciosas limpiezas de enseres de todo tipo lo que ha marcado este día. Cuando amanezca mañana lunes 24 estaremos en una nueva etapa: la de posinundaciones.
Centroamérica es la región del Continente donde mejor se retratan los efectos del cambio climático que vive el planeta:
inundaciones o sequías, que convierten a miles de familias en damnificadas permanentes.
Y eso ocurre por las malas condiciones en que vive
la mayoría de la gente y porque los grandes empresarios depredan el medio ambiente para obtener mayores ganancias.
Por eso, para superar
la vulnerabilidad hay que cambiar el sistema capitalista que la genera.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
Viernes, 21 de octubre
21:40 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea) Este viernes he transportado tres familias a la comunidad Nueva Esperanza y una a la comunidad Amando López. Mañana sábado será día de regreso a sus casas de la mayoría de los albergados/as. El piso esta firme, sin agua encima, salvo en algunas partes menores. Hoy regresó el agua a nuestras viviendas, pero por las tuberías, no por una invasión destructora. Energía eléctrica llegó ayer y permanece. Mañana será día de limpieza a fondo de los grandes lodos metidos en todas partes. Yo me voy a dormir ahorita, porqueno aguanto más.
Sábado, 22 de octubre
Hola, a todos/as, son las 3 h del sábado 22 de octubre de 2011: hoy es el día de las hormiguitas. Es la mejor imagen de cómo nos encontraremos este sábado en el Bajo Lempa. De grandes a pequeños, mujeres y hombres, de cualquier condición de salud/enfermedad, a limpiar, primero, porque no hay quien entre en las casas tal como se encuentran; y a ordenar, después, colocar las cosas en su sitio, con ayudas para las más pesadas, como refrigeradoras, mesas, camas; y a hacer el recuento de lo que se ha perdido, de lo que se puede encontrar en algún rincón del lote o patio.
Y los animalitos, si se salvó el perro, el gato o la gatas con sus gatitos, el gallo y las galiinas y los pollos, y el chancho o la chancha y sus chanchitos, ¿cómo se encuentran? Ayer, por ejemplo, Conchita tuvo un momento de alegría intensa, sus ojos se le abrillaron más, tuvo una expresión de felicidad grande, cuando al entrar en su vivienda enlodada, nos recibieron el grupo de gallinas que quedó allí durante la llena, en algún lugar elevado que buscaron, y que la reconocieron de inmediato a ella por su figura y su voz.
Y, enseguida también, los hombres que no han vuelto todavía, si es que queda alguno que no lo haya hecho, a ver el ganado, las reses que quedaron en los potreros. Y ver otros útiles más complicados si funcionan o no, como las refris, ventiladores, televisiones.
Y las cosas personales, y otras como documentos, fotografías, recibos, todo hay que revisar. Y los carros, los vehículos de varia
condición que no salieron el sábado anterior a lugares seguros y alejados, cuando se avisó por el altavoz instalado para estas emergencias, con ayuda internacional, en el plan de alerta temprana que funciona en las comunidades.
En Nueva Esperanza se encontraban ayer viernes, a las seis de la tarde-noche, los dueños de vehículos con el mecánico de todo el área, Carlos, de la comunidad El Mono, antes de llegar a San Marcos Lempa, para tratar de ponerlos en marcha, porque no funcionan. Bueno, y ver qué vamos a comer hoy, porque todo el alimento que había está perdido y las tiendas también sufrieron la llena. Y así la vida sigue una vez más. La sobrevivencia de la especie humana se mantiene agil y despierta en este lugarcito del planeta Tierra.
Una vendedora del Mercado San Miguelito reparte la cena en el Bajo Lempa. Foto: Francisco Campos.
Crónica de ACUDESBAL
Este día en horas de la mañana y tarde comenzaron las familias de las comunidades del Bajo Lempa a retornar a sus viviendas. Hay mucha pérdidas, todos los cultivos estan destruidos, viviendas dañadas, enseres domesticos perdidos y ahora en adelante comienza la otra etapa prolongada de la crisis: Las enfermedades estarán más presentes que nunca y es tiempo de estar más propositivos en la creatividad de reactivar nuestro tegido productivo y lo social. Tenemos la esperanza en Dios, tenemos las capacidades en las comunidades y la fuerza de la solidaridad para levantarnos y armarnos de valor con la frente en alto caminaremos hacia el horizonte.
Hace cinco meses ya se denunció la situación de riesgo...
Comunidades del Bajo Lempa dan a conocer las amenazas por la llegada del invierno, debido a que CEL no construyó las obras de protección (30 de mayo de 2011)
... y ahora reacciona el gobierno.
Durante su visita al Bajo Lempa, el Presidente Mauricio Funes anunció que se trabajará en distintas medidas para la prevención de inundaciones en esa zona, debido a las descargas de las presas en la temporada de lluvias.
Entre las medidas están el dragado de Río Lempa, la construcción de bordas, la creación de albergues permanentes y coordinar las descargas controladas por parte de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) y las comunidades que habitan en la zona.
Asimismo, el mandatario indicó que se trabajará en una atención integral de riesgo con el mantenimiento al sistema de drenajes. Para ello, Funes dijo que es posible que se modifiquen los siguientes Presupuestos Generales de la Nación para mantener este programa.
Por otro lado, Funes manifestó que su gobierno continuará con el apoyo a los agricultores, a través del acceso de créditos con bajo interés, la asistencia técnica y la entrega de semillas y otros insumos.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
Día y noche en la depresión tropical D-12.
3:40 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea) En plena noche del día X de la depresión D-12 2011 salvadoreña. En situaciones límite como ésta, los humanos reflejamos con nitidez nuestra doble condición de vida y de muerte La solidaridad y la esperanza se juntan con la miseria interior y la indiferencia. La sonrisa y la paz con la tristeza y el desconsuelo. La vida comunitaria con el egoísmo más vil. La generosidad sin límites con el ladronismo.
Mientras el alcalde Sesori, del departamento de San Miguel al oriente del país, recorre con su gente decenas de kilómetros para entregar un camión de alimentos a las comunidades del Bajo Lempa y se interna en persona por el agua, que le llega hasta el pecho, por caminos desconocidos, para llegar hasta el último rincón inundado de la comunidad Nueva Esperanza, empresarios egoístas elevan el precio del transporte público en zonas afectadas por los desastres.
Mientras dirigentes comunitarios permanecen vigilantes en sus comunidades inundadas, con hongos, con diarreas, con hipotermia, con los pies enllagados, con riesgo de otras enfermedades desconocidas para ellos, ladrones cercanos y lejanos aprovechan para meterse en comunidades y saquear tiendas y viviendas. Hoy ha sido en Ciudad Romero, ayer, hace trece años, durante el huracán Mitch, en la comunidad La Canoa.
Mientras la vida comunitaria resplandece en algunas aulas, habitadas ahora por niños y grandes y convertidas en impreparados albergues, como sucede en la gran escuela de San Marcos Lempa, con organización femenina creando como un bueno, grande y multiplicado hogar, el individualismo se apodera del alma de intermediarios, que se aprovechan, en las sombras, de donaciones para los damnificados en su exclusivo beneficio personal.
Mientras Alex, Yoselin, Alejandro… y otros jóvenes de su comunidad cristina, y de otras comunidades cristianas y no cristianas, se esfuerzan en concientizar, recoger, clasificar, cargar y llevar donaciones para los más afectados por esta calamidad nacional, gente indiferente a los sufrimientos de otras personas llenan los centros comerciales y lugares de diversión habituales.
Mientras en algunos albergues, no en todos, niñas y niños juegan alegres con unas sencillas pelotas de plástico barato que les acaban de regalar, o con sus sol las manos, como si de un recreo bullicioso en horas de clase se tratara… ¿qué le añade usted a este párrafo?
18 h Necesitamos agua para poder volver a las viviendas. ¿Cómo? ¿Leo bien? Sí. Siga la lectura, por favor. Hoy dejó de llover, como muy bien anunciaron los meteorólogos estos días. Hasta ha lucido un sol suave como de otoño en climas medios. ¿Entonces?
El suelo de las comunidades del Bajo Lempa está sin agua encima, lleno de humedad, eso sí, en muchas partes; en otras todavía permanece inundando patios y viviendas y no es habitable todavía. Así que por esta parte se podría regresar de los albergues y casas amigas de acogida, en la gran mayoría de la población.
Pero el mayor problema, hoy y mañana viernes, es la falta de agua potable, agua corriente, en las viviendas, pues al estar llenas de lodo por todas partes, incluyendo utensilios, camas, ropa y todo lo demás, no puede lavarse el piso y las cosas y así resulta imposible habitarlas; además, se necesita agua para beber, claro está, y para cocinar. ¡Qué paradoja! El agua que ha hecho inhabitables las viviendas por su exceso por arriba y por abajo, las hace inhabitables también ahora por su ausencia como bien utilizable.
El asunto del agua es que hay cinco roturas de tubos en diferentes partes. La más problemática es la rotura del tubo 8, un tubo madre por el cual llega el agua del depósito lejano a todas estas comunidades. Está roto a la altura antes de la llegada a la comunidad Nuevo Amanecer , la primera de ellas, por la calle principal de la zona. Esta bajo una gran bolsa de agua que se ha formado encima de donde pasa el tubo y por eso no se puede trabajar en ella hasta que se saque esa agua estancada, como un gran hoyo de varios metros de ancho y de profundo.
Quien lleva todo el agua potable de las comunidades de la zona es la administradora de agua formada por las comunidades, es decir nuestra. No ha podido trabajar hoy porque las bombas achicadoras que tenía, cuatro, se anegaron con la llena de estos días y han quedado inservibles. Necesitan que les presten una grande para realizar los trabajos que esperan sea mañana mismo viernes.
Tampoco hay energía eléctrica. Hasta casi este momento. De la distribuidora Deusem me comunican que dentro de una hora proporcionarán energía a toda la zona, excepto la parte inundada de Nuevo Amanecer 1.
Así que dependemos del acierto en reparar los tubos de conducción de agua dañados para iniciar el retorno anhelado y masivo a nuestras comunidades.
18 h 20 m Esta nota no es tan importante, pero quiero trasmitirles que esta tarde a las 14 h entré por una de las puertas de mi casa en Nueva Esperanza -por la otra, la de mi parte o habitación de la casa, no pude por algo que encontré luego caído presionando contra ella en su parte interna-: bueno, todo lleno de lodo, todo tirado aquí y allá, libros, biblias, juguetillos para niños por el suelo llenos de humedad y lodosos, y, bueno ni quise mirar más. Se salvó el estante donde se encontraba el proyector de diapositivas, pero no el otro de al lado con la cámara fotográfica y los libros y útiles para las eucaristías, por ejemplo. De la ropa no quise ni mirar. Se nos fue con la fuerza del agua una mesa buena de madera, de Malaysia, que tenía fuera en el corredor y no aparece por ninguna parte. Dejé dos ventanas abiertas para que fuera secandose la humedad interior de la casa. El agua subio cinco bloques y medio en el zaguán o corredor, esto es un metro y diez centímetros. La refrigeradora apareció tumbada en el suelo, como derrotada, caída del pedestal de cuatro bloques en que estaba colocada dentro de la casa. Como digo en la otra nota de las 18 h, hasta que no tengamos agua corriente en nuestras casas, mejor dejarlo como está.
21 h En Nueva Esperanza permanecen un grupo de hombres, casi todos jóvenes, que duermen en hamacas en la tarima cementada que existe en la comunidad, en el centro del parque, junto a la casa comunal. Están tranquilos, no les faltan alimentos, ni agua, y después de la situación crítica para todos ellos del lunes en la noche, hoy parecen un grupo de hermanos conviviendo con alegría una situación inesperada. Hoy se les han incorporado varios más y, seguro, mañana muchos otros. Y también regresarán este viernes a sus casas mujeres, aguantando como puedan hasta que llegue el agua por las tuberías y no por las calles. Confiamos que mañana se solucione el problema al repararse las tuberías rotas estos días pasados.
Los perros son quienes ocupan las calles olfateando algún resto alimenticio aquí o allá. Y todavía queda alguno subido al tejado de la casa comunal, como si no creyera que ya pasaron esos momentos sorprendentes. Un pollo que se libro de ir a la sartén el mismo día de las inundaciones y ha resistido junto a los jóvenes estos días, sigue ahí, al lado de ellos, y le llaman Campeón. Algunos chanchos han sido rescatados, pues sobrevivieron en condiciones imposibles, pero uno de ellos, ya ahogado, ha servido de fiesta alimenticia durante un par de días.
Y así sigue la vida en Nueva Esperanza. Y desde los albergues, desde las casas amigas de acogida, llegan a la comunidad, miran un rato sus pertenencias tiradas aquí y allá, enlodadas, inservibles o quién sabe qué, y se vuelven hasta el próximo, quizá definitivo viaje de regreso.
Y los carros que quedaron en la cancha o en algunas casas, lugares que parecían altos y suficientes para pasar la llena, hoy son revisados por nuestro mecánico destacado, Raúl, pues de momento resultan inservibles, no funcionan y tienen graves dificultades para que lleguen a hacerlo algún día.
La calle de acceso a Nueva Esperanza ha sido reparada de urgencia hoy mismo, echando material de piedra y tierra pedregosa, porque llegó a la zona, a la cancha de Ciudad Romero, en helicóptero, el viceministro de agricultura y ganadería, y por tierra muchos funcionarios, policías, miembros del ejército, periodistas y otros.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
3:30 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea) Aunque la situación en la zona ha majorado, y podrían comenzar a regresar a lo que quede de sus casas algunos/as albergados/as en ciertas comunidades, nadie ha tomado esa decisión, porque existe el comentario entre todos nosotros de que es posible otra superdescarga de agua en la presa que nos afecta y habría que volver a salir a la carrera de nuevo. Estamos expectantes, pues, para ver si hoy miércoles logramos una informacón fidedigna sobre este punto y que cada familia tome sus decisiones. En Nueva Esperanza y Ciudad Romero seguro todavía no se puede regresar porque hay agua en las calles y en las viviendas y todos los sitios. O sea que la llena continúa, aunque más suave y está bajando con lentitud.
No les pongo fotos porque la cámara que uso se quedó en mi casa de Nueva Esperanza. Y aunque estaba en un estante alto quizá no me sirva ya porque el agua habrá llegado allí tal vez, aunque estaba alzada en alto - como otros bienes que se pueden imaginar-. Y así en todas las familias.
6 de la mañana Lloviendo. Este era el motivo por el que se está en compás de espera para comenzar el regreso de los albergues a algunas viviendas de alguna comunidad del Bajo Lempa que está más seca, como La Canoa o Amando López, que milagrosamente no se llenaron. La llena o inundación sigue en la mayoría de los poblados o comunidades. Este agua de ahora mantiene las previsiones de lluvia en todo el territorio nacional. Todas las clases desde infantil hasta universidad están suspendidas desde hace días. Y es lo que hace posible las nuevas superdescargas de la presa que nos afecta, la llamada 15 de setiembre, por lo que estamos retenidos fuera de la zona hasta ver qué sucede. En definitiva, vereemos la intensidd de las lluvias de hoy y su alcance geográfico, que se extiende también a Honduras y Guatemala. Nicaragua, más al sur nuestro, ya declaró, como El Salvador, situación de calamidad pública nacional.
Heidi, Marvin y Angel Frías en Nueva Esperanza durante la llena o inundaciones de octubre 2011 por la depresión tropicla D-12
La situación de emergencia nacional provocada por las lluvias da pie para muchas reflexiones. Este día, nosotros queremos resaltar tres aspectos. En primer lugar, esta temporada lluviosa nos ha revelado otro rostro de El Salvador. Los medios de comunicación, sobre todo televisivos y escritos, quieren mostrarnos los daños causados por el fenómeno, la fuerza de las crecientes, las evacuaciones, pero de fondo también nos muestran esa realidad que no sale frecuentemente en sus espacios: las precarias viviendas de la zona rural hechas con pedazos de madera, nylon y láminas de zinc; las casitas en la periferia de la zona urbana colgando de barrancos o a orillas de ríos; viviendas que no tienen las mínimas condiciones para desarrollar una vida digna. En su inmensa mayoría, la población afectada por las tormentas vive en condiciones materiales muy precarias durante todos los días del año. Es cierto que la naturaleza a veces es inclemente y no respeta estratos sociales ni espacios geográficos, pero también lo es que los más golpeados por los fenómenos naturales son los más pobres del país. Las grandes lluvias, así como los terremotos, nos dejan ver ese otro El Salvador, distinto de los modernos edificios, de los congestionados bulevares y de los lujosos centros comerciales que suelen exhibirse con equivocado orgullo nacional. El desastre socio-natural que estamos sufriendo nos hace caer en la cuenta de que estos hermanos y hermanas han vivido precariamente toda la vida, y con razón la naturaleza le afecta con mayor dureza.
En segundo lugar, las imágenes y la constante información sobre el sufrimiento de comunidades enteras sacan lo más hondo de la solidaridad que llevamos dentro los y las salvadoreñas. Esa solidaridad que no es la humillante caridad que se ejerce desde arriba, sino, como dijera Eduardo Galeano, la que se manifiesta horizontalmente porque implica un profundo respeto para el que sufre. La emergencia es el momento en el que mucha gente quiere ayudar. Por eso, en estos días, hay centros de acopio por todos lados. Desde las instancias que siempre han apoyado en estas situaciones, como las iglesias, radios comunitarias y clubes de beneficencia, hasta nuevos actores como canales de televisión, bancos, supermercados y partidos políticos, organizan centros de acopio para captar la sincera solidaridad del pueblo salvadoreño. Nos llena de esperanza y alegría ver a no poca gente en todo el país ayudando para aliviar la tristeza y el desamparo de miles de personas.
Sin embargo, nuestra tercera reflexión apunta a que si bien es cierto que la solidaridad en estos momentos es fundamental para el resguardo y alimentación de la población damnificada, los momentos más difíciles para esta gente vienen después de la emergencia. Cuando las lluvias amainen, cuando al calor del sol todos regresemos a las labores cotidianas, cuando las inundaciones y la destrucción dejen de ser la noticia del día, entonces desaparecerán las campañas de solidaridad y los damnificados dejarán los albergues, y volverán a reconstruir sus ranchos arrasados, a constatar sus cosechas perdidas y, en definitiva, a vivir con tanta o mayor vulnerabilidad que antes y conscientes de que dentro de uno o dos años este calvario volverá a repetirse. No pocas veces hemos visto y oído en esta emergencia testimonios de personas que afirman que “ya están acostumbrados” a pasar este sufrimiento todos los años. Y eso duele o debería dolernos tanto como nos duele en estos momentos la situación de emergencia.
Nunca es tarde para comenzar a cambiar las cosas. El pueblo salvadoreño ha mostrado una vez más su mano solidaria. Las autoridades locales y nacionales deben comenzar a trabajar decididamente por hacerle frente a la vulnerabilidad de las comunidades La actitud que el Gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y el pueblo salvadoreño han mostrado en esta emergencia debería manifestarse también cuando pase la tempestad natural, porque las comunidades afectadas seguirán siendo presa de la tempestad social que los mantiene en estado de precariedad y vulnerabilidad permanentes.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
5:45 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea). Para ver amanece este martes: ni palabras tengo para comentar la situación concreta de nuestra gente. Menos de todo El Salvador y Guatemala. Como somos paisistos pequeños y periféricos y empobrecidos y sin lobbys económicos ni políticos internacionales... como otros países africanos, ni se nos menciona fuera de aquí.
Bueno, el buen Dios de Jesús ha plantado su tienda, ha construido su vivienda entre los más pobres. Al ver la carita de las ancianas albergadas en la escuela de San Marcos Lempa o Jiquilisco, con arrugas, con una sonrisa triste, con ojos brillantes que miran de frente, con una ropita desgastada por el uso, y unas sandalias de plástico en sus pies vi el rostro del buen Dios de Jesús ayer en nuestro querido El Salvador.
Al contemplar los ojos enrojecidos, con unas lágrimas contenidas saltando apenas de ellos, mujeres jóvenes, fuertes, luchadoras, probadas en mil batallas de la vida diaria familiar y colectiva, con hijos tiernos moviéndose a su lado que me abrazaban con inmenso cariño... vi el rostros del buen Diosito lindo de Jesús ayer en El Salvador.
Al ver a jóvenes rescatistas voluntarios de sin horas extras de trabajo intenso porque la noche se junta con el día en sus labores por las aguas enlodecidas y enloquecidas podríamos decir de nuestra tierra bajolempeña vi el rostro fuerte y tierno del buen Jesús de Nazaret. Y a Alirio, a Marvin, a Nelson, al otro Nelson, a Elmer, a Mario, a Gilberto, a Alberto, a Joche, al otro Marvin, a Alfredeo, a Nohé... rostros jóvenes, rostros decididos, rostros cansados por dias y noches sin dormir y sin dejar de trabajar para que la catástrofe disminuya sus efectos y fuera menor en consecuencias desastrosas para sus hermanos y hermanas humanas, vi el rostro decidido y humano de Jesús llorando por su amigo fallecido al que dio nueva vida.
Al ver un poco al paso, la verdad, la figura de neustros hermanos policías protectores junto a los albergues y en las calles en la zona inundada y alos unioformes del ejército con seres humanos en su interior sacando personas enfermas, ancanas, ayudando a las mamás, acompañando a los líderes comunitarios en tareas de rescate, vi el rostro humano de Dios que nos enseñó el buen Jesús.
Cuando la doctora Luna se movía con un grupo de personal de salud en un microbus hasta La Tirana, Montecristo y las comunidades más distantes con riesgo de que las descargas les dejaran aislados a su regreso, o la doctora Brizuela lavaba los pies enllagados de don Abraham recien salido de dos días en medio de las aguas o cuando veía a otros jóvenes doctores con sus batas blancas y sus estetoscopios en medio de las gentes albergadas o en un aula acondicionada para ello y a otro personal de salud con sus uniformes oscuros o blancos veía a Jesús curando enfermos por los caminos de Galilea y diciendo: Ten fe, yo estoy a tu lado.
A quienes no he visto, pero sé que estaban ahí como ángeles protectores enviados por el buen Dios, fue a los manejadores de las dos lanchas que trabajaron sin cesar ayer lunes 17 de octubre de 2011, sacando gente por aguas turbulentas y caminos desconocidos, hasta lugares asequibles para el rescte por tierra.
A todos y todas ustedes, muy queridos y admirados hermanos y hermanas mi gratitud personal por haberme acercado mucho más el rostro humano del buen Dios de Jesús de Nazaret y la esperanza de que los humanos también somos humanos y vamos camino de serlo un poo más, en medio de tanta desgracia por la avaricia desmedida de algunos y la irresponsabilidad egoísta de otros más.
12 h La situación en la zona se ha calmado. Pudieron salir todos los de C Romero qque quisieron y también bastantes de N Esperanza, y a quienes quedan allí les han llevado alimentos. Las descargas de la presa están por los 4´500 m3 x seg, que es una cantidad aceptable, aunque alta. Se puede viajar con vehículo de doble tracción por la calle. A N Esperanza todavía se va en canoa para sacar poco a poco a los que quedan. En San Marcos lempa ha sido abierta la iglesia católica como nuevo albergue por estar saturado el de la escuela de ahí.
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
Fotografías de Oscar Irhaeta
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
Última actualización: 20:30. (Hora en El Salvador; +8 hora central europea).
3 h - 3 madrugada(Hora en El Salvador; +8 hora central europea).
El agua se ha metido ya en todo el Bajo Lempa. Y sigue subiendo con fuerza. En Nueva Espernza, quienes se han quedado ahí, caminan en este momento hacia el salón multiusos -nunca mejor nombrado- del instituto, al norte de a comunidad. En el albergue de El Zamorán quedan refugiadas algunas personas y todo el personal de Acudesbal, en total unas treinta personas. Queda un metro de altura para que llegue al interior delrefugio. El agua ha subido otro metro en altura. Un camión del ejército ha salido hace 15 minutos de este refugio con unas treinta personas de las que se habían quedado allí anoche, camino de San Marcos Lempa. Parece que tienen problemas de pasar porque un árbol ha caído en la calle. Tengo dificultades de comunicación telefónica con algunas partes de la zona.
3 h 30 m Son unos 70 los pobladores de Nueva Esperanza que se han albergado en el instituto (de bachillerato) de la comunidad. Ocupan las aulas y el salón multiusos. Tienen los útiles o trastes de cocinar traídos de la escuela, situada en otro lugar de la comunidad, los que sirven para preparar la alimentación de niñas y niños. De allí han trasladado también los alimentos existentes, como frijoles, arroz, aceite, para mantenerse este tiempo hasta que baje el agua. El agua se encuentra a un bloque del suelo de las aulas, como 25 cm. Ha subido ya como tres bloques. Y sigue subiendo. Angel Frías se ha quedado y está ahí, para quienes le conozcan, en especial de Madrid.
4 h 10 m El agua está a medio metro del suelo del refugio de El Zamorán, casa de mujeres de Acudesbal. Son unas 80 personas. Son familias de El Zamorán y Nuevo Amanecer que quisieron quedarse ahí. Está todo elpersonal de Acudesbal y 18 rescatistas de Comandos de salvamento. Comen alimentos enlatados que recibieron ayer durante el día.
5 h 10 m Las descargas del río Lempa, presa 15 de setiembre, andan por los 11´000 m3 x seg. Equivalen a las del huracán Mitch de 1998, que es la inundación, hasta ahora, de referencia como de máxima destrucción en la zona. Ahora avisaron antes de la llena que llegaba y pudimos salir a tiempo. En la otra orilla del Lempa, perteneciente a San Vicente - Tecoluca obligaron a la evacuación. La policía casa por casa fue a que la gente saliera. En nuestra zona de Usulután hay otra situación y bastante gente se quedó en las casas o los albergues. Comunican que parece que la fuerza del agua está bajando en El Zamorán y es probable que ya no suba mucho más. Si es así pues con la amanecida dentro de un rato se verá la situación mejor. Entonces se podrá saber cómo andan quienes quedaron en otras comunidades, pues las comunicaciones por radio internas se cortaron. Las pérdidas son totales, incluso de ganado salvo en alguna parte que los han sacado antes. La gran cosecha de primera, de maíz, recogida estos meses anteriores, una de las mejores de la historia del Bajo Lempa, si no la mejor, se habrá perdido en los graneros o sacos de las viviendas ahora. Y otras pérdidas de útiles de la casa, incluyendo refrigeradoras tan costosas de conseguir. En fin, un desastre total en este sentido. Y con secuelas psicológicas humanas profundas, en particular en niñas y niños.
5 h 25 m Los refugiados/as en el insituto de Nueva Esperanza han salido de las aulas, que están inundadas, y se encuentran en el salón multiusos. Hay más de veinte niñas y niños entre los alredeor de setenta que permanencen ahí. Les han colocado en la parte alta como escenario que tiene y allí también otras personas. La esperanza es que al fin deje de subir el agua y se estabilice, para que comience a bajar algo ya. Desde El Zamorán la información es que así comienza a suceder.
9 h 30 m En estos momentos se encuentran evacuando a unas 50 familias del albergue El Zamorán y otros lugares cercanos como Nuevo Amanecer. Salen del desvío El Zamorán en dos camiones del ejército. Comandos de salvamento y personal de Acudesbal acompañan la evacuación. Van para San Marcos Lempa y Jiquilisco. No queda nadie en el albergue de El Zamorán. También han salido algunas mujeres y niños que quedaban en casas de esta zona del Bajo Lempa.
9 h 30 m El río rompió fuerte por el centro de la zona, a la altura de El Zamorán, y sea han visto afectadas de lleno las comunidades de el mero centro, que son bastantes y mucha población en ellas. Amando López y La Canoa, más al sur, no entró el agua en ellas, resistieron las bordas de aquella zona. Más abajo desde el jueves están inundadas Los Lotes y Babilonia, consideradas de siempre de alto riesgo. Las que siguen al sur, hacia la bahía, se mantienen como el viernes o algo mejor. También rompió más al norte, por Mata de Piña y El Mono y La Papalota, cerca de San Marcos Lempa, lo cual no había sucedido así nunca antes.
10 h La lancha de Acudesbal ha llegado por la calle (Nueva Esperanza) -donde van los carros o vehículos en tiempo seco o mojado suave- hasta el instituto y en estos momentos están poniendo en ella a las mujeres y niñas/os que habían quedado ahí, junto con mujeres y ancianos, para sacarlos hasta El Zamorán y que allí puedan montar en algún camión del ejército que está llegando hasta allí para evacuar hacia San Marcos Lempa. El agua por las casas cercanas al instituto -algo más altas por hallarse hacia el norte de la comunidad-, llega a las ventanas, como metro y medio de alto; en las cercanas a la parte de la escuela, más al sur, será mayor todavía la subida. Así que las péridas serán totales.
11 h Familiares de personas que se encuentran en el albergue de Ciudad Romero solicitan que llegue la lancha a recoger a sus familiares, pues se encuentran sin comida. Desde Acudesbal, en El Zamorano, informan que tienen solicitudes de evacuación de muchas partes del Bajo Lempa. De momento no pueden programar ir a Ciudad Romero porque van a realizar otros dos viajes más a Nueva Esperanza. Están esperando que la Fuerza naval envíe dos lanchas para emplearlas también. Creo que sería oportuno llamar al Comité de emergencia nacional para la gente de Ciudad Romero. El personal de Acudesbal saldrá cuando salgan los de Nueva Esperanza.
11 h 18 m En Nueva Esperanza ha salido una lancha con gente y esperan otras dos para salir todos. El agua hasta arriba de las casas. En la mía me informan que están flotanco camas sillas y de todo. A saber las pérdidas en todo en todas las viviends y producción. Con seguridad peor que el huracán Mitch de 1998 que era nuestra referencia hasta ahora de desastres en la zona. El personal de Acudesbal saldrá también de la zona cuando lleguen los últimos de Nueva Esperanza.
11 h 30 m En el albergue de Ciudad Romero se encuentran unas trescientas (300) personas. Aunque sacaron a la mayoría de quienes se encontraba allí hasta ayer domingo en la tarde, llegaron muchas que quedaban en las casas. Tienen agua potable y letrinas suficientes (servicios), pero no alimentos. Hay gente que quiere salir y necesitan lanchas para eso.
11 h 38 m La lanchita -así la llaman los de Acudesbal- que ha entrado en Nueva Esperanza es la de los guardabosques de Nancuchiname y lleva 18 personas nada más. Ella va a regresar por los demás de Nueva Esperanza. La lancha de Acudesbal se encuentra en Babilonia sacando a la gente de ahí. Dos lanchas prometidas por la Fuerza naval no llegan a El Zamorán y ya desde hace tiempo que avisaron que llegaban. Alguien me dijo que era por falta de combustible, que han enviado por él y esperan llegue a las lanchas.
11 h 45 m Parece que el agua se está metiendo ya en Amando López y suponen que llegará a La Canoa, que eran dos comunidades que se habían salvado hasta ahora. Por otro lado ya se llenó la comunidd de El Cedro, al sureste de El Zamorán y el agua está llegando, cosa impensable hasta hoy a la comunidad de La Limonera, que siempre había quedado libre. En Sisiguayo, más al sur no sé como estarán.
18 h 20 m ¿Por dónde comenzar? La “lanchita” de los guardabosques de Nancuchiname, que iba y venía a Nueva Esperanza sacando la gente que ha quedado allí acaba de pasar el último grupo de hoy. 8 cada vez y no 18 como escribí en una nota anterior. Van hasta El Zamorano y de allí en camiones del ejército hasta San Marcos Lempa, 10 km. El albergue-escuela de San Marcos Lempa. Este albergue está saturado de gente. A mediodía de hoy había 638 personas allí. Y ha seguido llegando gente del Bajo Lempa toda la toda la tarde. Lo peor es que quedan dentro de Nueva Esperanza unas 50 personas todavía. Subidas a lo más alto de los techos, del depósito de agua, de algún camión que se quedo en la cancha de baloncesto que es algo más alta, en condiciones insoportables ya. En casa de Amalia y Santiago, que hicieron doble planta para evitar las inundaciones se han refugiado en la planta alta como 25 personas, en ellos los dos y sus hijas. Las escenas en los albergues de sus familiares son tremendas. He consolado a varias mujeres hoy por este motivo, mujeres fuertes, jóvenes, que sienten a sus seres amados allí dentro todavía y no se sabe hasta cuándo. Y lo peor es que el agua sigue subiendo, pues las descargas de la presa siguen. Las pérdidas son totales, totales. Todos los excelentes proyectos de la cooperativa, entre ellos más de un centenar de reses, cañales…
18 h 40 mCiudad Romero, ante la desesperada situación de estar aisladas unas 300 personas en el albergue de la comunidad, en la tarde tomaron la decisión de salir a pie por medio del agua quienes pudieran, que fueron la mayoría de hombres. Llegaron a El Zamorán y como hace una hora subieron a los camiones del ejército y salir a San Marcos Lempa. Un numeroso grupo de mujeres y niños y niñas permanece en el albergue de Ciudad Romero esperando alguna lancha que los saque de ahí. Ya será hasta mañana. No tienen alimentación, ni personal de salud que los atienda.
18 h 50 m desde El Zamorán han salido las gentes que se hallaban en este refugio, con el agua hasta la cintura para llegar a los camiones en el desvío, a unos cien metros. También alguna gente de N Amanecer y El Zamorán que se había quedado por ahí en las casas. Los camiones del ejército no han parado de hacer viajes toda la tarde. Dos iban y venían hasta Los Mangos, a mitad del camino y cruzando agua en la calle, y otros dos los recogían para llevarlos hasta San Marcos. La operación sigue en estos momentos. En el último viaje sale Angel Frías, para quienes le conocen, ahora mismo no ha llegado todavía a San Marcos.
19 h 20 m una situación especial ha sido la de dos alemanes y tres alemanas jóvenes todos, que se encontraban en Nueva Esperanza compartiendo tres meses de solidaridad. Salieron al refugio de El Zamorán y de allí fueron rescatados esta tarde y salieron hasta los camiones del ejército con el agua hasta la cintura, pues se encontraban en el desvío, a unos cien metros delrefugio. Lo más triste para ellos/as es que dejaron su documentación, dinero y efectos personales, como ropa, camaras de fotos y así en la casa de huéspedes de Nueva Esperanza donde residían y lo han perdido todo. Una experiencia única e irrepetible para ellos, sin duda, proveniendo de un país tan desarrollado como Alemania. Una catalana, Elisabet, de Igualada bien, también en La Papalota con el grupo de solidaridad nencionado.
19 h 37 m En este momento los hombres que quedan en Nueva Eperanza van hacia el campanario de la iglesia, que es el único lugar alto que queda sin cubrir. El agua es abundante y su fuerza grande, por lo que no es fácil moverse de un lado a otros, aunque estén cerca. Muchos se sienten entumecidos, acalambrados, sin fuerzas ya. No han comido, ni bebido tal vez en este día. Sus compañeras de vida, sus mujeres, quieren enviar un mensaje de socorro grande ahora. Varias me hablaron esta tarde en los albergues y ahora me llamaron dos para que haga algo. Sólo en lanchas se puede salir. Aparte la lanchita de los guardabosques que ha relizado varios viajes esta tarde ¿cuáles otras van a llegar? La de Acudesbal, más grande, estaba por Los Lotes y Babilonia, al sur, sacando gente también. Y las Fuerzas navales y otros organismos no han respondido a los llamados que se les ha hecho. Yo hablé en este sentido por Radio Nacional de El Salvador, de gran audiencia, y por la YSUCA, que también es muy oída. No sé que más se puede hacer. Esperar a que amanezca. Ya les dije también que en Ciudad Romero hay otro grupo de mujeres y niños en condiciones de que les saquen en lancha también, sin comida. Esperemos que la naturaleza humana resista en condicones extremas como éstas.
20 h 30 m Reflexión personal: nunca antes había habido tal destrucción por cuestiones de la naturaleza en El Salvador (ver este gráfico con series históricas). Nunca antes había llovido tanto en tan pocos días. Nunca antes había tal concentración de depresiones metetreológicas en nuestro área Centroamericana. Nunca antes... así podríamos seguir. Es claro que la destrucción de la naturaleza realizada estos años anteriores es parte sustancial de este problema actual. El Salvador es el país más vulnerable del mundo, según estudios de la ONU. Casi todo el territorio lo es. Sin duda el capitalismo salvaje de estos años anteriores, el neoliberalismo puro y duro, el ganar dinero o espíritu de lucro como máxima norma social ha destruido este pequeño en territorio país. Y aquí están algunas de sus consecuencias. La Madre Tierra, la Pacha Mama, Gea, se toma sus formas de sobrevivir, aunque tenga que expulsar a este ser humano depredador al máximo. Y estas lluvias superabundantes es una prueba de ello.
Mapa de la zonificación a la inundación y avenidas torrenciales en el Bajo Lempa. Las zonas de color verde quedarían inundadas con los caudales actuales. Fuente: Programa de vulnerabilidad del río Lempa.