Día y noche en la depresión tropical D-12 (20 de octubre)
Crónica de Angel Arnaiz (a través de Facebook)
(En este mapa pueden localizar las comunidades)
Día y noche en la depresión tropical D-12.
3:40 (Hora en El Salvador; +8 hora central europea) En plena noche del día X de la depresión D-12 2011 salvadoreña. En situaciones límite como ésta, los humanos reflejamos con nitidez nuestra doble condición de vida y de muerte La solidaridad y la esperanza se juntan con la miseria interior y la indiferencia. La sonrisa y la paz con la tristeza y el desconsuelo. La vida comunitaria con el egoísmo más vil. La generosidad sin límites con el ladronismo.
Mientras el alcalde Sesori, del departamento de San Miguel al oriente del país, recorre con su gente decenas de kilómetros para entregar un camión de alimentos a las comunidades del Bajo Lempa y se interna en persona por el agua, que le llega hasta el pecho, por caminos desconocidos, para llegar hasta el último rincón inundado de la comunidad Nueva Esperanza, empresarios egoístas elevan el precio del transporte público en zonas afectadas por los desastres.
Mientras dirigentes comunitarios permanecen vigilantes en sus comunidades inundadas, con hongos, con diarreas, con hipotermia, con los pies enllagados, con riesgo de otras enfermedades desconocidas para ellos, ladrones cercanos y lejanos aprovechan para meterse en comunidades y saquear tiendas y viviendas. Hoy ha sido en Ciudad Romero, ayer, hace trece años, durante el huracán Mitch, en la comunidad La Canoa.
Mientras la vida comunitaria resplandece en algunas aulas, habitadas ahora por niños y grandes y convertidas en impreparados albergues, como sucede en la gran escuela de San Marcos Lempa, con organización femenina creando como un bueno, grande y multiplicado hogar, el individualismo se apodera del alma de intermediarios, que se aprovechan, en las sombras, de donaciones para los damnificados en su exclusivo beneficio personal.
Mientras Alex, Yoselin, Alejandro… y otros jóvenes de su comunidad cristina, y de otras comunidades cristianas y no cristianas, se esfuerzan en concientizar, recoger, clasificar, cargar y llevar donaciones para los más afectados por esta calamidad nacional, gente indiferente a los sufrimientos de otras personas llenan los centros comerciales y lugares de diversión habituales.
Mientras en algunos albergues, no en todos, niñas y niños juegan alegres con unas sencillas pelotas de plástico barato que les acaban de regalar, o con sus sol las manos, como si de un recreo bullicioso en horas de clase se tratara… ¿qué le añade usted a este párrafo?
18 h Necesitamos agua para poder volver a las viviendas. ¿Cómo? ¿Leo bien? Sí. Siga la lectura, por favor. Hoy dejó de llover, como muy bien anunciaron los meteorólogos estos días. Hasta ha lucido un sol suave como de otoño en climas medios. ¿Entonces?
El suelo de las comunidades del Bajo Lempa está sin agua encima, lleno de humedad, eso sí, en muchas partes; en otras todavía permanece inundando patios y viviendas y no es habitable todavía. Así que por esta parte se podría regresar de los albergues y casas amigas de acogida, en la gran mayoría de la población.
Pero el mayor problema, hoy y mañana viernes, es la falta de agua potable, agua corriente, en las viviendas, pues al estar llenas de lodo por todas partes, incluyendo utensilios, camas, ropa y todo lo demás, no puede lavarse el piso y las cosas y así resulta imposible habitarlas; además, se necesita agua para beber, claro está, y para cocinar. ¡Qué paradoja! El agua que ha hecho inhabitables las viviendas por su exceso por arriba y por abajo, las hace inhabitables también ahora por su ausencia como bien utilizable.
El asunto del agua es que hay cinco roturas de tubos en diferentes partes. La más problemática es la rotura del tubo 8, un tubo madre por el cual llega el agua del depósito lejano a todas estas comunidades. Está roto a la altura antes de la llegada a la comunidad Nuevo Amanecer , la primera de ellas, por la calle principal de la zona. Esta bajo una gran bolsa de agua que se ha formado encima de donde pasa el tubo y por eso no se puede trabajar en ella hasta que se saque esa agua estancada, como un gran hoyo de varios metros de ancho y de profundo.
Quien lleva todo el agua potable de las comunidades de la zona es la administradora de agua formada por las comunidades, es decir nuestra. No ha podido trabajar hoy porque las bombas achicadoras que tenía, cuatro, se anegaron con la llena de estos días y han quedado inservibles. Necesitan que les presten una grande para realizar los trabajos que esperan sea mañana mismo viernes.
Tampoco hay energía eléctrica. Hasta casi este momento. De la distribuidora Deusem me comunican que dentro de una hora proporcionarán energía a toda la zona, excepto la parte inundada de Nuevo Amanecer 1.
Así que dependemos del acierto en reparar los tubos de conducción de agua dañados para iniciar el retorno anhelado y masivo a nuestras comunidades.
18 h 20 m Esta nota no es tan importante, pero quiero trasmitirles que esta tarde a las 14 h entré por una de las puertas de mi casa en Nueva Esperanza -por la otra, la de mi parte o habitación de la casa, no pude por algo que encontré luego caído presionando contra ella en su parte interna-: bueno, todo lleno de lodo, todo tirado aquí y allá, libros, biblias, juguetillos para niños por el suelo llenos de humedad y lodosos, y, bueno ni quise mirar más. Se salvó el estante donde se encontraba el proyector de diapositivas, pero no el otro de al lado con la cámara fotográfica y los libros y útiles para las eucaristías, por ejemplo. De la ropa no quise ni mirar. Se nos fue con la fuerza del agua una mesa buena de madera, de Malaysia, que tenía fuera en el corredor y no aparece por ninguna parte. Dejé dos ventanas abiertas para que fuera secandose la humedad interior de la casa. El agua subio cinco bloques y medio en el zaguán o corredor, esto es un metro y diez centímetros. La refrigeradora apareció tumbada en el suelo, como derrotada, caída del pedestal de cuatro bloques en que estaba colocada dentro de la casa. Como digo en la otra nota de las 18 h, hasta que no tengamos agua corriente en nuestras casas, mejor dejarlo como está.
21 h En Nueva Esperanza permanecen un grupo de hombres, casi todos jóvenes, que duermen en hamacas en la tarima cementada que existe en la comunidad, en el centro del parque, junto a la casa comunal. Están tranquilos, no les faltan alimentos, ni agua, y después de la situación crítica para todos ellos del lunes en la noche, hoy parecen un grupo de hermanos conviviendo con alegría una situación inesperada. Hoy se les han incorporado varios más y, seguro, mañana muchos otros. Y también regresarán este viernes a sus casas mujeres, aguantando como puedan hasta que llegue el agua por las tuberías y no por las calles. Confiamos que mañana se solucione el problema al repararse las tuberías rotas estos días pasados.
Los perros son quienes ocupan las calles olfateando algún resto alimenticio aquí o allá. Y todavía queda alguno subido al tejado de la casa comunal, como si no creyera que ya pasaron esos momentos sorprendentes. Un pollo que se libro de ir a la sartén el mismo día de las inundaciones y ha resistido junto a los jóvenes estos días, sigue ahí, al lado de ellos, y le llaman Campeón. Algunos chanchos han sido rescatados, pues sobrevivieron en condiciones imposibles, pero uno de ellos, ya ahogado, ha servido de fiesta alimenticia durante un par de días.
Y así sigue la vida en Nueva Esperanza. Y desde los albergues, desde las casas amigas de acogida, llegan a la comunidad, miran un rato sus pertenencias tiradas aquí y allá, enlodadas, inservibles o quién sabe qué, y se vuelven hasta el próximo, quizá definitivo viaje de regreso.
Y los carros que quedaron en la cancha o en algunas casas, lugares que parecían altos y suficientes para pasar la llena, hoy son revisados por nuestro mecánico destacado, Raúl, pues de momento resultan inservibles, no funcionan y tienen graves dificultades para que lleguen a hacerlo algún día.
La calle de acceso a Nueva Esperanza ha sido reparada de urgencia hoy mismo, echando material de piedra y tierra pedregosa, porque llegó a la zona, a la cancha de Ciudad Romero, en helicóptero, el viceministro de agricultura y ganadería, y por tierra muchos funcionarios, policías, miembros del ejército, periodistas y otros.
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