Algo pesa, o pasa, en el alma. En el fondo más fondo de uno mismo. El agua se ha ido –por el momento, por este año incluso, ¿hasta el próximo?-, pero un poso pesa en el hondón de mí, de mi vida, de mi persona, de mi realidad intransferible. Y de las familias, y la comunidad, y toda la población del Bajo Lempa.
Es como el polvo fino, fino, que ha quedado en piso de las casas, en las paredes, en los muebles, en las calles, al paso de las aguas de esta macrollena o superinundación de este octubre 2011. Lo limpias, lo vuelves a limpiar y ahí está. En las calles que van hacia la bahía de Jiquilisco, hacia el sur, piedras lavadas, sueltas, de todos los tamaños. En las calles que van de oriente a poniente o en la dirección contraria, si ustedes prefieren, de oeste a este, polvo, polvillo, una capa de polvo que cubre tus zapatos, no digamos ya yinas o sandalias, o pies descalzos. ¿Y en tu alma, cómo ha quedado esa agua lodosa en tu interior? ¿Se ha ido ya? ¿Ha lavado tus preocupaciones, tus quereres, tus pensamientos? ¿Hasta la próxima?
Uno está acostumbrado, curtido, que se dice, con una piel firme, como esa corteza de los árboles antiguos, crecidos a lo largo de los años con todo el tiempo por delante para nutrirse y sostenerse de todas las inclemencias y rigores del tiempo atmosférico y del otro. Como si tuviera ese caparazón de los crustáceos, de los punches y cangrejos, que permite la vida en su interior mientras lo protege de las amenazas.
Pero esta superllena se ha llevado por delante demasiadas cosas. Toneladas de basura han estado sacando de las viviendas los camiones que han llegado durante una semana completa para este servicio: enseres de todo tipo, muebles de diversa condición, ropa de todos los tamaños, papeles, libros y documentos de muy diferentes importancias, basura orgánica y de la otra. Sacos y sacos, bolsas y bolsas grandes, de esas de basura de gran tamaño. Algunos han preferido quemar. Grandes llamaradas en montones de deshechos acumulados un día y otro. Parecían un infierno sin fin, renovándose una y otra vez.
Y volver a empezar de nuevo. Pero no es lo mismo. Aunque estemos curtidos en mil situaciones duras, lo de ahora ha sido diferente. Ese poso del agua lodosa ha penetrado en el intimior intimus meus, si me permiten esta frase latina, célebre por otros motivos: en lo más interior de mi intimidad, de mi yo. Allí donde nuestro buen Dios viene a platicar con nosotros. Donde el Espíritu de Jesús llega a transformarnos. ¿Y, saben, ahorita entiendo que ese poso del agua lodosa del E12 octubre 2011 ha sido, es, el propio Diosito lindo que nos purifica en nuestro interior para quedar desprendidos de tantas cosas y quedarnos solitos, solos, solos, cada uno en su interioridad, ante El.
Uno cree que está desprendido de muchas cosas, que es capaz de dejarlo todo para encontrarnos con El, el Padre del consuelo y de las luces, pero no. Estamos amarrados a esto y a lo otro. Los monjes budistas, los maestros hindúes, los mejores sabios orientales, asiáticos, me han venido a la mente estos días una y otra vez. El “Cántico espiritual” o la “Llama de amor viva”, de nuestro inigualable Juan de la +, esa purificación interior hasta lo más hondo de mí mismo, se me hacen presentes estos días sin pretenderlo.
Despojarnos de todo, hasta de lo que parece imprescindible, para quedarnos con lo único necesario: nosotros mismos en la intimidad del Dios vivo, nuestro creador.
Noche-día del 16 de noviembre de 2011.
1. El mayor impacto de pérdida económica en la zona se refleja a través de los daños en la producción:
A nivel de agrícola se reporta para el cultivo de maíz 1938 manzanas afectadas y una pérdida de 96,900 quintales; 197 manzanas de ajonjolí con una producción de 2364 quintales.
A nivel pecuario los mayores daños lo reporta la pérdida de ganado vacuno el cual asciende a 157 cabezas de ganado, seguido de 130 cerdos y 4110 aves de corral (gallinas).
2. El informe reporta 1895 viviendas inundadas y anegadas y con reporte de daños parciales únicamente 16 viviendas. Las pérdidas de bienes dentro de las viviendas son cuantiosas.
3. A nivel de saneamiento se han identificado que 1232 pozos fueron inundados y contaminados, 1333 letrinas aboneras inundadas y la necesidad de construir y reconstruir 611 letrinas entre las dañadas y las familias que no poseen éste recurso.
4. De forma general las comunidades que fueron afectadas por las inundaciones recibieron toneladas de basura y rastrojos a través de las corrientes y que se han acumulado a lo largo y ancho de cada comunidad.
5. A nivel de infraestructura productiva se contabilizó 1400 metros lineales de bordas dañadas, lo que propicio la perdida de producción acuícola.
6. Se reportan 14 km de la carretera asfaltada destruidos, la cual es eje central de comunicaciones de las comunidades. También han sido deteriorados kilómetros de calles de tierra entre comunidades y dentro de las comunidades, y un puente. ( Elaboración: Lothar Rauer)
Ya la calle se secó; ya las tierras se secaron; ya las casas se secaron también. Pero el agua queda en lo profundo. En lo profundo del alma. En lo profundo de los sentimientos. En lo profundo de las preocupaciones. Ya la risa se secó. Sólo los niños, las niñas, sonríen al pasar, lanzan una mirada de apoyo a sus juegos, a sus dichos.
A los mayores de edad nos falta hasta el aliento a la hora de hablar. Ya no está el chiste fácil y puntual ante la situación. Ya las calles se ven vacías más de la mitad del día. Y los patios de las casas, limpios, aparecen lavados de vida. Como que quieren reverdecer de nuevo. El polvo fino, fino, indestructible, traído por la torrentada de la llena cubre solares. Así se han ido haciendo esas tierras durante los últimos siglos.
De llenas e inundaciones. Tierras de aluvión, sin compactar todavía. Y, por eso también, tierras fértiles. Las calles de norte a sur, hacia la bahía, lavadas por el agua, puro pedregal. Las calles de oriente a poniente llenas de ese polvo fino, fino. La calle principal destrozada durante kilómetros por grandes hoyos y pérdida de la capa asfáltica y de la otra, si tenía alguna de subsuelo. Ahorita vienen las resiembras. La recrianza de pollitos y gallinas. La vuelta de los cerdos a algunos lotes de viviendas. La reelaboración del proyecto productivo de la cooperativa. El final del año escolar. Y al regresar ya veremos. El nuevo curso como nueva etapa acumulada en enero cercano. Y las clínicas o unidades de salud en veremos.
Tal vez con las aguas se haya ido también el nuevo hospital de especialidades que el Ministerio de salud iba a construir en la zona. Ya todo estaba preparado para iniciar su construcción. Todo. Incluso el saber que estamos en una zona que se inunda con las lluvias. Pero no esperábamos esto. Esto es más que lo pensable. Y la Confederación Hidrográfica del Río Lempa (CEL) tiene una responsabilidad estructural añadida: reparar los daños económicos en la zona del Bajo Lempa como principal causante de la macrodescarga de agua de la presa 15 de setiembre en octubre del año 2011.
1. ¿Por qué la CEL –Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa- tuvo que realizar esa descarga de agua descomunal, sabiendo que iba a inundar extensiones enteras de territorio, habitado y de cultivos, y con infraestructura que sería dañada de gravedad?
2. ¿Por qué los habitantes del Bajo Lempa, y en particular los de Nueva Esperanza, no tuvieron en cuenta las enseñanzas recibidas por las inundaciones del huracán Mitch en 1998?
3. ¿Por qué, en situaciones de desastres como ésta, aparecen numerosas organizaciones dispuestas a distribuir las donaciones que llegan para paliar las consecuencias?
4. ¿Por qué se colocan personas en la calle de entrada a la zona esperando los vehículos con las ayudas de emergencia que llegan?
5. ¿Por qué siempre hay opinantes, de fuera del lugar, que dicen que hay que la población tiene que irse de estos lugares?
6. ¿Por qué llegaron de alcaldías lejanas, como Sesori o Mexicanos, y no vimos al alcalde de Jiquilisco, que es el que nos corresponde en el Bajo Lempa?
7. ¿Por qué el lodo, color café claro, no sale del piso de las casas de Nueva Esperanza después de haber lavado el suelo quince o veinte veces?
8. ¿Por qué a algunos niños y niñas, y a otras personas de más edad, les cuesta tanto dormirse en la noche y pasan horas dando vueltas en la cama?
9. ¿Por qué no se da un plan de salud mental integral dirigido a la mayoría de la población tras una catástrofe como ésta?
10. ¿Cuánto tardará el MOP, o Fovial, o la alcaldía, o quien sea, en poner en servicio aceptable la infraestructura de calles y puentes de la zona?
11. ¿Se harán o no se harán buenas bordas en las orillas del río Lempa tras este desastre vivido ahora y en años anteriores?
12. En fin, ¿cuántos días pasará la población campesina del Bajo Lempa hasta que vuelva a tener granos de la propia cosecha y sin pasar hambre?